
Todas las islas canarias son de origen volcánico, pero si hubiera que hacer un ranking, Lanzarote se colocaría en el primer puesto. Las erupciones del siglo XVIII y, en menor medida, del siglo XIX, son las responsables de que podamos admirar un paisaje de lavas y cenizas, así como interesantes edificios volcánicos. Los motivos de venir a la isla más septentrional y oriental de Canarias se completan con sus pueblos blancos, sus playas, su gastronomía o las famosas obras del artista César Manrique.
La Villa de Teguise es la antigua capital de Lanzarote y está declarada conjunto histórico-artístico. Es un placer pasear por sus estrechas y empedradas calles mientras se visitan sus monumentos: la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el Palacio Spínola, el Convento de San Francisco o el Castillo de Guanapay.