La memoria en piedra’: parque natural Sierra Norte de Sevilla
Comienzo el viaje conduciendo por carreteras locales que se van adentrando en el parque natural Sierra Norte de Sevilla.
Mi objetivo es llegar a Constantina para alojarme y al día siguiente recorrer parte de la Vía Verde y, en concreto, visitar el monumento natural Cerro del Hierro. En mi trayecto en coche descubro una sierra espectacular, me ayuda que es abril, tiempo soleado, y un paisaje de dehesas de encinas y alcornoques donde predominan el verde, el morado, el amarillo y el rojo de las amapolas. ¡Es un espectáculo natural tan bello que mi felicidad va in crescendo!
Me centro en recorrer un tramo de la Vía Verde Sierra Norte de Sevilla, que en su totalidad ofrece 18 kilómetros perfectamente habilitados para caminar y sigue el antiguo trazado que conectaba la línea ferroviaria Zafra-Sevilla con las minas del Cerro del Hierro. A veces, la actividad minera nos descubre espacios espectaculares como este mágico lugar. Para ver este impresionante monumento natural del Cerro del Hierro, visito su antiguo poblado minero del siglo XIX. Aquí fueron construidas, con aire colonial, las llamadas “Casas de los Ingleses”, que eran las dependencias de las familias del director y los ingenieros responsables de la explotación. Su construcción es de piedra caliza extraída de la propia mina.
Siguiendo un camino señalizado llego a la joya de la corona: el mirador del monumento natural Cerro del Hierro. Sinceramente, es impresionante. El paisaje kárstico, marcado por agujas y oquedades, me recuerda la intensa actividad minera que alguna vez dominó la región.
Realizó un tramo de unos 4 kilómetros de la Vía Verde, que atraviesa una vía pecuaria en el corazón del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla y es apto para todos los públicos. Estos caminos ancestrales, antaño transitados por el ganado en busca de pasto, eran también rutas de comunicación entre poblaciones.
Otra parada recomendable es San Nicolás del Puerto para contemplar su puente ‘romano’ y la playa artificial que, en verano, permite a vecinos y turistas refrescarse en las aguas del río Galindón. Visito el pueblo y su iglesia de San Sebastián. En la misma plaza está señalizado el acceso a la Vía Verde.
Y, a tan sólo cinco minutos, otro lugar de visita inevitable es el monumento natural Cascadas del Huéznar. Es una zona preciosa donde, en estas fechas, el agua cae con gracia y poder, creando un ambiente de frescura y vitalidad. Es un lugar donde sientes que la vida fluye en cada rincón, entre la vegetación exultante y el rumor del agua que alimenta el alma de este rincón serrano. Es parada imprescindible en esta ruta donde, además, hay un merendero para sacarte el bocata y descansar.
Otro imprescindible es el Yacimiento Fósil de Medusas de Constantina, que está a dos kilómetros del Cerro de la Víbora. Es considerado único en el mundo por la cantidad, antigüedad y calidad de sus fósiles, lo que ha valido que popularmente lo conozcan como “La Capilla Sixtina de la Paleontología”. Data de hace 550 millones de años, cuando esa zona estaba cubierta por agua marina.
Otras recomendaciones
Los Pozos de la Nieve de Constantina son un emblemático edificio de carácter civil. Ubicado cerca del cruce de las carreteras que van hacia Cazalla de la Sierra y San Nicolás del Puerto, hoy es un alojamiento rural. Construido en el siglo XVII y abovedados entre 1760-1761, consta de un gran salón dividido en tres naves por arcos de medio punto, donde se conservan dos pozos abovedados que se utilizaban para almacenar la nieve. Originalmente, el edificio incluía una capilla dedicada a la Virgen de las Nieves.
Estos pozos desempeñaron un papel crucial en la época, ya que la nieve almacenada se transportaba durante la noche y con animales hasta Sevilla, donde se vendía. El excedente se distribuía en los pueblos cercanos a un precio más bajo. Además, el municipio tenía un almacén frío para almacenar el hielo, que se vendía tanto a instituciones como a particulares.
Otra propuesta interesante es visitar las Bodegas Clavel en Cazalla de la Sierra, una destilería que desde 1896 ha sido reconocida por sus renombrados aguardientes, especialmente el célebre Anís del Clavel. Su visita supone todo un paseo por el tiempo. Esta bodega, heredera de una tradición que se remonta al siglo XIII, se distingue por su fórmula magistral conocida como la "Esencia de Ángel", transmitida de generación en generación. Mantiene los métodos artesanales originales, siendo reconocida en toda España y en numerosos países. Su compromiso radica en preservar la tradición y la calidad de sus productos.
Hoy en día, todos los productos de Bodegas Clavel se elaboran en alambiques de cobre originales, bajo la supervisión exclusiva de José Rogelio Navarro, quien ha heredado el conocimiento y la tradición familiar. La elaboración es lenta y cuidadosa, sin el uso de productos químicos, lo que garantiza la esencia y la calidad de cada producto, priorizando la excelencia sobre la producción en masa.
Y, por supuesto, no puedo volver a Madrid sin probar los exquisitos sabores de los embutidos de la zona. De hecho, me esperan casi 5 horas de viaje de vuelta que se me harán más amenas sabiendo que voy a hacer una parada para degustar un poco de jamón y embutidos con picos de esta parte de Sierra Morena.
Alojamiento recomendado
Por la zona hay muchas opciones de alojamiento rural, y yo me decanto por Casa Grande de Constantina. Su propietaria, Julie, es súper amable y me da mucha información de la zona.