Imagina Irati Barnean,
Imagina Les eaux d’Issey
Imagina alojarte en un iglú de madera, ubicado en la ladera de la montaña con unas vistas impagables de la Selva de Irati, donde el silencio y el relax hacen de la naturaleza su principal aliada. Ese lugar existe…
Buscamos desconectar y también re-conectar con nosotros mismos. Los dos solos en la naturaleza, e Irati Barnean se me antoja la opción ideal para nuestro propósito, porque Irati Barnean no es un hotel, ni un apartamento, ni un hostal, ni un albergue… es algo más parecido a un refugio de montaña, totalmente alejado de zonas urbanas y con el valor añadido de contar con todas las comodidades de un alojamiento con encanto.
Antes de nuestra llegada, ya nos hacen sentirnos protagonistas de la experiencia que vamos a vivir, y nos llama la atención no sólo que nos cuenten qué vamos a encontrar en Irati Barnean -silencio, desconexión, relax, naturaleza, fauna en libertad, paisajes, paseos, amaneceres y atardeceres espectaculares, sonidos puros…-, sino lo que no vamos a encontrar: televisión, wifi, cobertura móvil (muy limitada en ocasiones), piscinas y spa, un gran buffet de desayuno, bar/cafetería o sala de juegos. Sin duda, tiene todos los ingredientes para nuestra escapada perfecta, íntima, solos los dos.
Según nos acercamos a Irati Barnean a través de una pista de grava sin asfaltar, tras unos kilómetros conduciendo en claro ascenso, conseguimos ver los cinco iglús de madera, suspendidos en unas terrazas aprovechando la pendiente de la montaña.
La experiencia es en todo punto excepcional desde la llegada, y es que los anfitriones de Irati Barnean intentan no interferir en la estancia de sus huéspedes y, por este motivo, no están físicamente a nuestra llegada. Según nos explicaron antes de ir, ellos no quieren alterar la primera impresión que te llevas al llegar porque quieren que cada uno viva su propia experiencia, pero, no obstante, estarán a nuestra disposición en caso de necesitar cualquier cosa.
Así, nos dirigimos a nuestra habitación, un iglú privado rodeado de naturaleza y con vistas panorámicas, al que accedemos con el código que nos proporcionaron previamente. Salimos a la terraza y respiramos hondo. Nos encanta el olor de la naturaleza, y no podemos evitar pensar que quizás por ello los dos somos tan fieles, y casi adictos, a nuestras fragancias l’Eau d’Issey Pivoine y l’Eau d’Issey pour Homme Vétiver de Issey Miyake Parfums, cuya fuerza aromática parte de la unión entre el agua, fresca, pura, esencial, y una materia natural, una flor, un vegetal.
Aprovechamos la calma y las vistas a la Selva de Irati y sin darnos apenas cuenta un impresionante atardecer da paso a un cielo estrellado que podemos apreciar en toda su intensidad gracias a la ausencia de contaminación lumínica.
Todo está pensado para que los huéspedes no tengamos que salir una vez cae la noche, por lo que tanto la cena como el desayuno están previstos en el propio iglú. La cena no defrauda y disfrutamos de una degustación de productos locales entre los que hay foie gras, una selección de embutidos Euskal Txerri, trucha ahumada, queso de la zona, mousse de hongos y una crema de chocolate, todo ello acompañado de un rico vino local.
Un buen libro y la luz de las estrellas entrando por la ventana nos llevan a un sueño reparador que sólo se ve interrumpido, ya al amanecer, por el canto de los pájaros. Tras desayunar en el iglú, decidimos descubrir el valle de Aezcoa y los lugares que esconde como la Cueva de Arpea, la antigua Fábrica de municiones, la ruta de los hórreos, la torre de Urkulu o el Pantano de Irabia, aprovechando cualquier ocasión para detenernos y admirar la naturaleza en sus múltiples miradores.
Nuestra escapada llega a su fin, y nos vamos renovados tras una experiencia “naturalmente” única. Siempre es enriquecedor un viaje así, especialmente si es en alojamientos como Irati Barnean, que promueven un turismo responsable con el planeta, lejos de aglomeraciones y en contacto directo con la naturaleza, algo que se aprecia no solo en la construcción de los iglús sino también por involucración con empresas locales. Un compromiso sostenible que también comparten l’Eau d’Issey Pivoine y l’Eau d’Issey pour Homme Vétiver de Issey Miyake Parfums, fragancias que no solo celebran la naturaleza, sino que han sido elaboradas con fórmulas veganas formadas por más de un 87 % de ingredientes de origen natural. Porque la naturaleza no solo se transforma y mejora, sino que desde Issey Miyake Parfums consiguen elevarla a su forma más pura y auténtica.