Imagina Hotel Nafarrola,
Imagina l’Eau d’Issey
Imagina un hotel a las faldas de la montaña y que mira al mar. Un hotel sostenible en armonía con la naturaleza, y en el que gastronomía, confort, relajación y sostenibilidad son seña de identidad. Ese lugar existe…
No concibo lugar mejor que este para mi escapada, en plena Reserva de Biosfera de Urdaibai. Allí, en Bermeo, me espera Hotel Nafarrola, un antiguo caserío de 1842 declarado monumento que hoy es el proyecto personal de los hermanos Josu y Gaizka Goikoetxea. Y es precisamente Josu quien nos recibe a las puertas del hotel, y ejerciendo de anfitrión como sólo él sabe, nos muestra cada estancia y nos cuenta cómo, cuando buscaban dónde establecer su hotel, fue el caserío quien les encontró ellos.
Al escuchar su relato, no podemos dejar de pensar en que algo similar nos sucedió con nuestra fragancia icónica, L’Eau d’Issey de Issey Miyake Parfums acerca de la cual el propio Miyake nos recordaba que venimos de la naturaleza y nos invita a abrazar esta esencia de vida. Así es, un amor a primera vista, como el que nos inspira también Nafarrola, con quien además comparte esa visión del lujo sencillo y humilde, esencial.
Josu nos dice que desde el primer momento lo vieron claro, y aunque tenían que abordar una importante restauración, visualizaron lo que hoy se ha materializado en uno de los hoteles con más encanto de la zona. Y esa atracción que sintieron ellos es la que sentimos nosotras desde el momento en que pusimos un pie en Hotel Nafarrola, sabiendo que prometía mucho más que una simple estancia y que estábamos a punto de vivir una experiencia única.
El hotel nos sorprende con una decoración acogedora y elegante, combinando de manera armoniosa elementos modernos con otros tradicionales como la piedra y la madera, creando un ambiente cálido y acogedor. Sus ocho habitaciones están concebidas para aumentar el confort y el descanso. Amplias -la más pequeña tiene 25m2- y luminosas, con camas King size, bañera de hidromasaje, chimenea y grandes terrazas, destacan por sus grandes cristaleras desde las que te sientes en un vínculo magistral con la naturaleza, el mar, la montaña, el cielo y las estrellas.
Además de por ser uno de los hoteles con más encanto de la zona, entre las razones para decantarnos por Hotel Nafarrola para nuestra escapada tuvo un peso significativo su compromiso por la sostenibilidad, muy presente también en la elaboración de las fragancias de Issey Miyake. Y es que ya no sólo se trata de realizar un uso eficiente de la energía con sus placas fotovoltaicas, abastecerse de agua de su propio manantial, disponer de cargador para coches eléctricos -que personalmente nos viene de perlas-, o trabajar con proveedores de cercanía tanto para completar los productos que obtienen de su huerto como para la realización de experiencias, sino que todo ello lleva emparejado un interés sincero por generar sinergias con el entorno que les rodea, y muy especialmente con el equipo que trabaja con ellos, porque en Nafarrola persiguen un modelo de trabajo no estacional, equilibrado y que genere empleos de cercanía que permitan la conciliación.
En Nafarrola es imposible no caer en la tentación de realizar alguna de las experiencias que proponen. Entre sus propuestas encontramos experiencias gastronómicas -que nos reservamos para la cena- visitas a lugares emblemáticos como San Juan de Gaztelugatxe o al Guggenheim, y otras actividades en el bosque, donde la comunión con la naturaleza está asegurada, como una sesión privada de yoga o un masaje en el bosque. Nos decantamos por esta última y nos alegramos enormemente de la elección tras comprobar lo relajante que puede llegar a ser abandonarte a las sensaciones rodeada de robles y abetos, con una banda sonora muy especial conformada por el canto de los pájaros y el fluir del río... Un auténtico placer para los sentidos.
Para finalizar el día, nos damos otro capricho, y disfrutamos de otra de las experiencias de la casa: su gastronomía. Si Josu se encargó de hacernos sentir como en casa desde que llegamos, el papel de su hermano Gaizka no va a ser menor. Él es el chef del restaurante de Nafarrola, formado en el restaurante Zuberoa con el prestigioso Hilario Arbelaitz, hoy está al mando de los fogones demostrando en sus platos un delicado afecto a las materias primas cuidadas, y en su carta no faltan platos elaborados con frutas y hortalizas tanto de su huerto como de productores locales, las carnes y pescados más seleccionados y una singular carta de Txakolis km0 y vinos ecológicos. Josu nos comenta que este mes de julio tendrá lugar en el hotel una nueva propuesta gastronómica, el restaurante ROLA, en el que Gaizka desarrollará también para el público no alojado en el hotel esta propuesta gastronómica íntima y llena de sabor.
Pero mientras llega ese momento, para cenar hoy nos decantamos por una de las experiencias con el sello exclusivo de Nafarrola. Una cena gastronómica maridada con vinos submarinos en la que los platos elaborados con mimo por Gaizka Goikoetxea, siempre fiel al producto y al sabor del terruño, se sirven maridados con un vino tinto o blanco submarino Crusoe Treasure cuya crianza se ha producido al son de las olas en las profundidades de la bahía de Plentzia.
Ya de vuelta en nuestra habitación, nos dormimos bajo un manto de estrellas que se cuelan por los ventanales en el techo.
Comenzamos un nuevo día desayunando en la terraza de nuestra habitación. Al igual que todo en Nafarrola, el desayuno también marca la diferencia con dulces artesanos, fruta seleccionada, zumos, huevos ecológicos, embutidos ibéricos y la mejor selección de bebidas.
Antes de volver a casa, aprovechamos para realizar otra de las actividades que nos recomendaron en Nafarrola, y fuimos a visitar a algunos de los productores de cercanía con los que normalmente trabajan en el hotel. Nos recibe Joseba, quien cultiva el maravilloso tomate que se consume en el Hotel Nafarrola, en su plato "tomate en texturas".... y además está justo al lado del hotel.
Lo bueno acaba pronto, y debemos regresar a casa. Nos queda la mejor de las sensaciones y haber podido disfrutar de una pequeña escapada en un lugar como el Hotel Nafarrola que lo tiene todo: buenas comunicaciones -incluso aeropuerto cercano-, historia, naturaleza, patrimonio -natural y cultural-, gastronomía… Un lugar idílico, una oda a la naturaleza, como L’Eau d’Issey, nuestra fragancia de Issey Miyake Parfums que parte de los simples olores de la naturaleza y es un tributo al lujo de las pequeñas cosas.