Después de nuestra visita al Parque Natural del Alto Tajo ponemos rumbo a otro parque vecino: el Parque Natural Serranía de Cuenca. La belleza a la que nos adentramos nos avisa de que es sólo el principio. Aquí os cuento lo más relevante...
Laguna del Tobar
El tesoro natural de Beteta
La Laguna del Tobar es un humedal excepcionalmente singular, situado en una profunda dolina de 19,5 metros de profundidad. Lo más fascinante de este fenómeno geológico es que sus aguas, provenientes de diversas fuentes y con diferentes densidades, nunca se mezclan, creando un espectáculo natural único.
Este impresionante humedal se extiende por una superficie de 15,20 hectáreas y se encuentra en la localidad de El Tobar, dentro del municipio de Beteta. Llegar desde Beteta es sencillo: sólo debes seguir la carretera CU-V-9033 en dirección a El Tobar. Una vez allí, un camino de tierra te llevará directamente hasta la laguna. Para disfrutar de una vista panorámica desde lo alto, visita el Mirador de la Laguna, accesible desde la carretera CM-2201.
La laguna se compone de dos cuerpos de agua: la Laguna Grande y la Laguna Pequeña. En el pasado existía una tercera, llamada Laguna Ciega, pero lamentablemente ha desaparecido debido a la acumulación de sedimentos. La Laguna Grande, con sus 19,5 metros de profundidad, es un impresionante fenómeno geológico, protegido por un majestuoso paredón de dolomías cretácicas que se eleva hasta 60 metros de altura.
Enclavada en la Serranía Alta de Cuenca, la Laguna del Tobar es mucho más que un humedal; es un auténtico tesoro natural que espera ser descubierto y apreciado por todos aquellos que buscan la belleza en estado puro en medio de un entorno excepcional.
Explorando los Callejones de las Majadas
Los Callejones de las Majadas son una impresionante formación kárstica, desarrollada en materiales dolomíticos del Cretácico Superior. Este espectacular paisaje ha sido esculpido por procesos geológicos que han moldeado la roca, creando una serie de pasillos y callejones que se entrecruzan, dejando bloques diferenciados con formas únicas.
Estas formaciones rocosas, conocidas localmente como "bogaces", presentan un laberinto natural que invita a los visitantes a perderse entre sus estrechos corredores y descubrir la belleza esculpida por la naturaleza a lo largo de milenios.
Los Callejones de Las Majadas no sólo son un testimonio de la fuerza y la paciencia de los procesos geológicos, sino también un lugar donde la imaginación puede volar libremente, interpretando las diversas formas y figuras que las rocas han adoptado con el tiempo.
Un paseo por este paraje ofrece una experiencia única, permitiendo a los exploradores adentrarse en un mundo donde la piedra cuenta historias de un pasado lejano y la naturaleza muestra su habilidad para crear arte a gran escala. Los Callejones de Las Majadas son, sin duda, una joya natural de Cuenca que merece ser descubierta y admirada por todos los amantes de la geología y la belleza natural.
La Ciudad Encantada de Cuenca
Se localiza en la localidad de Valdecabras (anejo de Cuenca), junto a la carretera CM-2014 (pK. 19). En su recorrido entre Uña y Villalba de la Sierra, el río Júcar esculpe un gigantesco e impresionante cañón. A casi 1.500 metros de altitud, se encuentra uno de esos caprichos naturales que nunca deja de asombrar a los viajeros: La Ciudad Encantada. Declarada Sitio Natural de Interés Nacional en 1929, este fenómeno geológico de renombre mundial se compone de formaciones rocosas moldeadas por la acción del agua, el viento y el hielo. Durante siglos, estos elementos han erosionado las rocas, creando figuras curiosas con formas humanas, objetos y animales, con una precisión casi mágica, dando lugar a una ciudad que parece estar bajo algún hechizo misterioso.
El entorno que rodea la Ciudad Encantada es igualmente mágico. La vegetación exuberante, compuesta por quejigos, sabinas, enebros, boj y zarzamoras, añade un encanto especial al lugar. Los rebaños de ovejas pastan tranquilamente en los alrededores, rompiendo el silencio con el suave tintineo de sus esquilas. El aire está impregnado con el aroma de romero, tomillo y mejorana, creando una atmósfera que invita a la contemplación y el disfrute de la naturaleza en su estado más puro.
Visitar la Ciudad Encantada es como adentrarse en un mundo de fantasía, donde la naturaleza ha esculpido una obra de arte que deja sin palabras a quienes tienen la fortuna de descubrirla.
Una Vista Inigualable en la Serranía de Cuenca
Mirador de Uña
Ubicado a solo 1,1 kilómetros de la explanada de acceso a la Ciudad Encantada, en el kilómetro 19 de la carretera CM-2014, el Mirador de Uña ofrece una de las vistas más espectaculares del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Acceder a este mirador es sencillo, gracias a un camino bien señalizado que parte desde el mismo parking de la Ciudad Encantada.
Desde el mirador, se despliega ante tus ojos un panorama impresionante. En primer plano, el río Júcar serpentea a su paso por Uña, acompañado por la laguna que da nombre a la localidad. Elevando la mirada, te encuentras con los majestuosos cortados dolomíticos que forman el borde suroccidental de la Muela de la Madera.
Esta área es hogar de uno de los mejores ejemplos de pinar de Pinus nigra, añadiendo un toque de verde vibrante al paisaje rocoso.
El Mirador de Uña es un punto clave para apreciar la belleza natural de la región. La combinación del río, la laguna y los impresionantes cortados ofrece una vista que captura la esencia misma de la Serranía de Cuenca, haciendo de este mirador una parada obligatoria para cualquier viajero que quiera experimentar la magnificencia de la naturaleza en su máxima expresión.
Mirador de la Ventana del Diablo.
El Júcar a vista de pájaro
Situado en Villlalba de la Sierra, aledaño a la carretera CM-2015 (pK. 23), se trata de un mirador habilitado para disfrutar de una espectacular vista del Río Júcar a su paso por el estrecho cañón por el que discurre entre Uña y Villalba de la Sierra. Las vistas son sobrecogedoras.
Desde esta peña hueca y abovedada se divisa el serpenteo del río Júcar con sus aguas verdiazules, limpias y cristalinas formando pozas en las que viven especies muy sensibles como el mirlo acuático, la trucha o la bermejuela.
Desde el mirador privilegiado nos inunda el cañón que ha ido esculpiendo la fuerza erosiva del agua durante miles de años. Y el espectáculo de las aves rapaces que se refugian en los abrigos de la roca bien merece una parada.
Un vistazo al corazón de la Serranía de Cuenca
Mirador de la Peña del Reloj
El Mirador de la Peña del Reloj, ubicado en el límite occidental del Parque Cinegético Experimental del Hosquillo, ofrece una vista espectacular del valle cerrado del curso alto del Río Escabas. Este balcón natural permite apreciar los impresionantes bosques y formaciones rocosas representativas del Parque Natural.
Para acceder a este mirador, es necesario realizar una pequeña ruta desde la puerta del Hosquillo. Aunque el camino presenta cierta pendiente, la recompensa al llegar a la cima, a más de 1.500 metros de altura, es invaluable: una panorámica inigualable que invita a la tranquilidad y la contemplación.
Cómo llegar: dirígete a la entrada del Hosquillo, donde hay una pequeña explanada para estacionar. Desde el aparcamiento, sigue la pista señalizada durante aproximadamente 1,5 km hasta llegar al mirador.
El Mirador de la Peña del Reloj es un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro, ofreciendo vistas que te harán perder la noción del tiempo.
Arroyo Almagrero o de la Herrería de los Chorros en Tragacete
Este arroyo se caracteriza porque mantiene una de las escasísimas poblaciones de trucha genéticamente pura de raza mediterránea.
A unos 4 km de Tragacete comienza la ruta del Nacimiento del Río Júcar. La cuenca alta de este río, uno de los más importantes de la Península, presenta espectaculares saltos de agua, como el de la Cascada del Molino, de 20m. de altura.
El Valle del río Escabas
Dos arroyos crean en El Pozarrón el comienzo del curso del río Escabas que, encajonado entre barrancos, discurre sinuoso entre pinares. Desde su nacimiento, el río Escabas se abre paso entre impresionantes barrancos y densos pinares, creando un espectáculo natural digno de admiración. El contraste entre las aguas cristalinas del río y el verde intenso de los pinos ofrece una vista panorámica que invita a la contemplación y la fotografía.
La serenidad del entorno, interrumpida sólo por el murmullo del agua y el canto de las aves, hace de este valle un lugar ideal para aquellos que buscan desconectar del bullicio urbano y sumergirse en la tranquilidad de la naturaleza y que se configura como otro refugio natural en la Serranía de Cuenca.
Hoz del Solán de Cabras
Situadas entre los términos municipales de Puente Vadillos y Beteta, las hoces del río y sus bosques de ribera albergan el famoso balneario y sus aguas medicinales.
Desde luego, como colofón de fin de ruta no puede ser más placentero.