Un molino del siglo XVI enclavado en las tierras pastorales de Cantabria, a la ribera del Ebro. Un valle olvidado, maravilloso, no tocado en los últimos 50 años, como el movimiento del mundo exterior. De alguna manera. eso le hace mágico. Un lugar perfecto para descansar y para soñar.

El consejo al huésped es que venga ligero de equipaje, ya que aquí tienen todo lo que necesitan: un valle por descubrir, restaurantes y fondas de toda la vida que te dan de comer maravillosamente. Iglesias románicas, iglesias rupestres, una fauna increíble... Al atardecer, cuando llegas agotado, tienes la cantina para tomar unos vinitos fantásticos o una cerveza con unas tapas debajo de la arboleda, a la orilla del río Ebro. Un PLACER con mayúsculas.