Más que una escapada, Sevilla merece un viaje. No sólo por ser la provincia más extensa de Andalucía, sino por el cuantioso patrimonio histórico y cultural que atesora. Una mezcla de costumbres y estilos arquitectónicos, fruto de las diferentes civilizaciones que han poblado esta región. Buenas muestras de ello son la ciudad romana de Itálica (actual Santiponce), el Alcázar de Sevilla, los campanarios barrocos de Écija o la antigua judería de Utrera. El viaje se completa con la belleza de sus bosques mediterráneos, dehesas y marismas; flamenco y fiestas tradicionales; así como una gastronomía diversa adaptada a cada estación del año.
Para conocer el patrimonio de la provincia de Sevilla, lo mejor es hacer una ruta por sus principales localidades. En el valle del Genil, decir “la Ciudad del Sol”, “la Ciudad de las Torres” o “la Sartén de Andalucía” es decir Écija, la ciudad de los mil nombres, que destaca por sus numerosas iglesias y conventos barrocos, palacios y casas-palacio. Son de admiración las torres del antiguo convento de La Concepción, conocidas como “Las Gemelas”, la Plaza Mayor, ubicada cerca del antiguo foro romano o el Palacio de Peñaflor.
En la comarca de Sierra Sur, vale la pena visitar Osuna, especialmente la Iglesia Colegial, el Monasterio de la Encarnación y el museo Arqueológico Torre del Agua, con un importante legado íbero y romano. Otro bello conjunto histórico es Marchena, donde la atención recae en la Puerta de Sevilla y la Iglesia de San Juan Bautista, testigo del reinado de los Reyes Católicos, de estilo gótico-mudéjar.
En la Campiña, Carmona es una de las localidades de mayor alcurnia histórica de la provincia de Sevilla. De los muchos monumentos que merecen ser vistos, podemos citar el Alcázar puerta de Sevilla, la Necrópolis que data del siglo I, o la Iglesia de San Pedro, de estilo barroco, cuya torre es conocida como La Giraldilla por su parecido a La Giralda de la capital. Si nos trasladamos al Bajo Guadalquivir, Utrera nos recibe con sus casas señoriales, iglesias y conventos. También destaca su castillo y el pasaje del Niño Perdido, la antigua judería. A 20 minutos de la ciudad de Sevilla, también es de visita obligada Santiponce. Originalmente llamada Itálica, se trata del asentamiento romano más antiguo de la Península Ibérica, pues se remonta al siglo III a. C. Descubrir su anfiteatro, termas, templo de Trajano o la Casa de Neptuno es como viajar en el tiempo.
Las fiestas de Sevilla destacan por su colorido, folclore y tradición. Las más famosas son la Feria de Abril, con sus habituales casetas, carruajes de caballos o el cante y baile por sevillanas; y la Semana Santa, de gran fervor popular y belleza centenaria. Ambas están declaradas Fiestas de Interés Turístico Internacional. En primavera también se celebran romerías, fiestas patronales y ferias locales en toda la provincia. El folclore de Sevilla está protagonizado por el flamenco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y presente en todas y cada una de las celebraciones. El verano es la estación del flamenco, con festivales de renombre internacional como “El Concurso y Festival de Cante Jondo Antonio Mairena” de Mairena del Alcor o “La Reunión de Cante Jondo” de La Puebla de Cazalla. Los caballos y los toros forman también parte de las tradiciones sevillanas, especialmente en la localidad de Puebla del Río, y su espectacular rancho “El Rocío” y Fuentes de Andalucía, con la Ruta Ganadera del Caballo de Pura Raza.
Una buena excusa para visitar la provincia de Sevilla son sus tesoros naturales, como el Parque Natural de Doñana, que comparte con Huelva y Cádiz. Aquí destacan las marismas del Guadalquivir, origen de los arroces sevillanos, además de constituir un excelente lugar para la observación de aves. En el Parque Natural de Sierra Norte predomina el bosque mediterráneo y el paisaje característico de las dehesas con encinas y alcornoques. Un bello rincón es el paisaje kárstico de Cerro del Hierro. Otros espacios naturales dignos de conocer son las Cascadas del Huéznar, la Reserva Natural Peñón de Zaframagón o la Ruta de la Vía Verde de la Sierra Sur. El senderismo o la bicicleta son buenas maneras de conocer estos parajes, y los más atrevidos también pueden hacerlo a través de deportes de aventura como el parapente, la escalada, ala delta o durante un vuelo en globo.
A orillas del río Guadalquivir, la ciudad de Sevilla muestra con orgullo su histórico pasado, del que formaron parte fenicios, romanos, árabes, judíos, cristianos… Pueblos que dejaron en ella importantes huellas, otorgándole a la capital de Sevilla y Andalucía un aspecto monumental, una rica tradición cultural y un carácter abierto y hospitalario. Sevilla no se entiende sin su puerto fluvial, responsable del período de esplendor de la ciudad en el siglo XVI, con la llegada de riquezas del Nuevo Mundo.
Su casco antiguo es el más extenso de España y uno de los más grandes de Europa, donde destacan la Catedral, la Giralda, el Alcázar y el Archivo de Indias, declarados conjuntamente Patrimonio de la Humanidad. Tampoco hay que perderse la Torre del Oro, los Reales Alcázares o la Plaza de España. Y para respirar el ambiente y el bullicio popular, nada mejor que conocer los carismáticos barrios de Triana y La Macarena.
Otra manera de conocer la provincia de Sevilla es a través de su gastronomía, tan variada como sus paisajes y comarcas. Son platos sencillos pero muy sabrosos, que se adaptan a cada época del año y a los productos que conceden el mar y la tierra, siendo uno de los protagonistas el aceite de oliva, el famoso “oro líquido”. El gazpacho andaluz ayuda a sobrellevar las altas temperaturas veraniegas, y el cocido a entrar en calor en el invierno. Otros platos típicos son los huevos a la flamenca, el pescaíto frito, el menudo gitano, el rabo de toro o las espinacas con garbanzos. De la Sierra Norte destacan las carnes, los ibéricos y los anises; de las Marismas del Guadalquivir, los arroces; y de la Sierra Sur, las excelentes hortalizas. En Sevilla la gastronomía no se ciñe a la mesa, sino que también se vive al aire libre y en compañía. Una clara muestra de ello son las rutas gastronómicas, como la Ruta del Ibérico, la Ruta del Aceite y la Aceituna, la Ruta del Arroz… y, por supuesto, la tradición andaluza del tapeo. Pero hay que dejar sitio para el postre, y probar los mostachones de Utrera, los mantecados de Estepa o las tortas de aceite de Écija.
Exuberante patrimonio histórico, espacios naturales, flamenco, gastronomía para cada estación y mucho arte, son los ingredientes que te esperan en Sevilla. ¡Descubre la provincia con más duende!